¿Puede un hombre pasar más de la mitad de su vida sobre un caballo?

TRIVIA
No es muy claro el origen de la palabra “gaucho”. Una de las teorías más populares es que viene de la palabra “guahu-che”, que en araucano significa “gente que canta triste”.

“El gaucho pasa más de la mitad de su vida sobre el arzón, y a menudo come y dormita sobre la silla.” Testimonio del médico italiano Paolo Mantegazza.

Fruto del mestizaje, el gaucho, vaquero de las llanuras interiores de Argentina y Uruguay, encarna los valores de libertad individual y valentía de nuestros pueblos.

En los albores del Siglo XVIII se fue forjando un tipo de hombre de campo que le otorga a la libertad el rango más alto entre los valores de la vida, El Gaucho.

EXPRESIONES
“Hacer una gauchada”, significa hacer un favor, solucionar un problema, apoyar a un amigo. Alude a la generosidad y afán de servicio del Gaucho.

Moldeado por los amplios horizontes de la pampa argentina y uruguaya, por la soledad del espacio y por la facilidad para la obtención del sustento, el gaucho consolida rápidamente las características, que heredadas de sus ancestros españoles e indios, hacen de él un fenómeno único en el mundo.

El gaucho es amante de la libertad, orgulloso e individualista, reacio a todo tipo de autoridad, solitario y de pocas palabras pero hospitalario y leal, amigo de sus amigos y

desconfiado de los extraños, sensible al amor, a la alegría y a la música, enemigo del doblez y la mentira, valiente a carta cabal y respetuoso de una escala de valores basada en el honor y la destreza.

Soy gaucho y entiéndalo / como mi lengua lo explica: / para mí la tierra es chica / y pudiera ser mayor; / ni la víbora me pica / ni quema mi frente el sol.
José Hernández en “El Gaucho Martín Fierro”.

Su proverbial habilidad sobre el caballo y su pericia en el manejo del ganado y todas las tareas relacionadas con su explotación, hicieron del gaucho el engrane fundamental sobre el que se movió y desarrollo la economía de la región del Plata.

Su indómito valor y su conocimiento del terreno lo convirtieron en un pilar de las luchas libertarias del Siglo XIX.

Citando a Carlos Molina Massey: “Fue el gaucho el organizador de nuestra defensa nacional. Aliado al criollo de las ciudades y al indio de las tolderías, batalló no por rapacidades de conquista, sino por estímulo de justicia, de independencia y de amor a la Patria”.

Pastor en la paz y soldado en la guerra. Y en ambas tareas, lo mejor.

Todo en la vida del gaucho es muy sencillo.

La vestimenta: el chiripá (paño de color sobre riñones y caderas), calzoncillos de algodón, botas de potro, chaqueta, poncho, vincha alrededor del cabello y sombrero de ala ancha y copa chica.

SU LENGUAJE
Tiene una forma de expresarse muy singular, acude mucho a los dichos y refranes, utiliza giros poéticos y abusa de las comparaciones. Para decir “más allá”, dice “más allacito”. No dice “adiós”, sino “adiocito”.

Las costumbres: come carne de vaca, fuma tabaco oscuro y bebe mate, un té de yerba de la región.

Las herramientas: el lazo, las espuelas, el cuchillo y las boleadoras.

Su carácter hosco e indómito hizo que por mucho tiempo se le marginara, llegando su reivindicación paradójicamente a través del talento de hombres de letras que desarrollaron la literatura gauchesca desde finales del Siglo XIX, tales como José Hernández con su poema épico “El Gaucho Martín Fierro” y Ricardo Güiraldes con su novela costumbrista “Don Segundo Sombra”, entre otros.

Hoy en día la palabra gaucho ejemplifica los mejores valores de nuestras tierras y es sinónimo de rectitud de carácter y nobleza de corazón.

El Gaucho, ejemplo de lo máximo del espíritu latino.