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Foto: Philip H. Coblentz
No debe bajarse ni guardarse
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¿Pueden los piratas estar en el paraíso?
Desde 1650 hasta casi cien años después, los piratas del Caribe tuvieron una base segura en las Islas de la Bahía en el Golfo de Honduras.
Hoy para los amantes del buceo, las Islas de la Bahía son el paraíso.
TRIVIA
Islas de la Bahía es un Departamento de la República de Honduras formado por el archipiélago del mismo nombre y cuya capital es Roatán.
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El archipiélago formado por las islas Roatán, Utila y Guanaja, tres islotes más pequeños y cerca de 60 cayos, está ubicado a 50 kilómetros de La Ceiba, puerto en la costa atlántica de Honduras, sobre la segunda barrera de arrecifes más grande del mundo.
En 1502, durante su cuarto y último viaje, Cristóbal Colón arribó a la isla más alejada de la costa, Guanaja, y la llamó Isla de Pinos por la gran cantidad de coníferas que pueblan sus cerros.
La estratégica posición de las Islas en la ruta española del oro de América, las convirtió en objetivo de los piratas. Así holandeses y franceses fueron ganándole terreno a los españoles hasta que finalmente los piratas ingleses los desalojaron.
Pueblo robusto que adora ídolos y vive principalmente de unos granos blancos con los que hacen un buen pan y la mejor cerveza
Cristóbal Colón al describir a los primitivos habitantes de las Islas.
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Las Islas llegaron a ser la base de hasta 5,000 piratas, entre ellos el tristemente célebre Henry Morgan que tuvo su guarida en Port Royal en la isla de Roatán.
Tras la marcha de los piratas y ya bajo control inglés, las Islas recibieron inmigrantes de todo tipo. Primero en 1797 llegó la población garífuna, negros irredentos de San Vicente; luego sucesivas oleadas de colonos blancos y esclavos libertos.
En 1821, con la independencia, Honduras reclamó sus derechos sobre las Islas, mismos que se consolidaron en 1859 con el Tratado Wyke-Cruz entre la nación centroamericana y la Gran Bretaña. Entonces empezaron a llegar colonos hispano-parlantes.
EL ARCHIPIéLAGO
Los tres islotes más pequeños se llaman Elena, Morat y Barareta; también están los Cayos Cochinos, Chachauate, Pigeon Cays, Trunk Turtle y muchos más.
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Lo anterior explica la diferencia cultural entre los habitantes de las Islas y los hondureños continentales. Los primeros descienden de una muy especial mezcla de pioneros y bucaneros europeos, aborígenes caribes, antiguos esclavos africanos y criollos y mestizos de tierra firme hondureña.
El resultado, una cultura bilingüe con un inglés criollo y un español salpicado de arcaísmos; y rebasando toda diferencia, un carácter alegre, despreocupado y gentil.
Obviamente la principal actividad de las Islas es la pesca; pero en los 80, los aficionados al buceo descubrieron las maravillas de la zona.
En la actualidad el turismo destaca como la actividad de mayor crecimiento en el archipiélago, combinando buceo, "snorkel", pesca deportiva, veleo, excursionismo y toda serie de actividades que aprovechan los dones que la naturaleza les otorgó, incluyendo el simple descanso en playas paradisíacas.
GIGANTE
Las agencias de buceo organizan excursiones al canal que separa las islas Utila y Roatán, para ver al mayor pez del mundo, el tiburón ballena, que alcanza hasta 16 metros de longitud.
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Roatán es la isla más grande, con las playas más hermosas con aguas color turquesa. Utila es la isla más cercana, con su costa rocosa y selvática. Guanaja, es la más alejada de las islas con hermosos parajes para bucear.
En general, todo en las Islas de la Bahía es sorprendente, pero bucear es una experiencia literalmente de otro mundo, el mundo bajo el mar.
Peces tropicales y multicolores, delicadas estrellas de mar, cangrejos, tortugas, rayas, gigantescos tapices de corales, esponjas, algas, crustáceos, todo un universo submarino desfilando en un espectáculo cautivador con la intensidad que sólo la propia madre naturaleza le puede dar.
Las Islas de la Bahía en Honduras, ejemplo de lo máximo del espíritu latino.
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