¿Puede una ciudad identificarse con unos zapatos viejos?

TRIVIA
El primer americano que ciñó la mitra fue el obispo de Verapaz, Juan Fernández Rosillo, nacido en Cartagena alrededor de 1553.

Cuando el poeta cartagenero Luis Carlos López en su soneto “A mi ciudad nativa” afirmó que a Cartagena se le tiene el mismo cariño que se le guarda a los zapatos viejos, de verdad llegó a corazón de sus paisanos.

Hoy en día, el Monumento a los Zapatos Viejos, orgullo de los locales, es uno de los que identifican a Cartagena y ciertamente, el más buscado por los turistas.

ANECDOTA
Se puede subir al Convento de la Popa en una “chiva” (pequeño camión abierto por los costados) tripulada por un conjunto musical que en vivo deleita a los pasajeros durante el trayecto, con vallenatos y cumbias.

Don Pedro de Heredia fundó Cartagena de Indias en 1533 como enclave para la dominación del territorio y como puerto para el intercambio comercial entre la metrópoli y sus colonias.

Después del incendio de 1552, que arrasó con las primitivas viviendas de palma y bahareque, y gracias al auge comercial del puerto se inició el desarrollo urbano que hoy asombra al visitante por su arquitectura monumental.

Atacada más de 14 veces por piratas y corsarios, Cartagena de Indias, pilar de la economía del Virreinato de Nueva Granada en el siglo XVII, mantiene su preeminencia hasta principios del siglo XIX, cuando se convierte en el foco de la insurrección americana contra la dominación española.

“Y fue en un Once de Noviembre / de la heroica Cartagena / que del yugo las cadenas / cual leona fiera destrozó.
Segunda estrofa del “Himno de Cartagena”

El 11 de noviembre de 1811, Cartagena proclama su independencia absoluta.

En el siglo siguiente, la Ciudad Heroica pierde importancia poco a poco, hasta que la explotación petrolífera en cercano valle del río Magdalena, iniciada en 1917, le devuelve la vitalidad.

Así la actividad industrial y su vocación turística, apoyada en su conjunto urbano histórico, en la presencia del Mar Caribe y en la alegría espontánea de su gente, han mantenido a Cartagena de Indias como una de la ciudades más excepcionales de América.

La ciudad fue fortificada para la defensa de los tesoros de la Corona. 19 kilómetros de murallas y muros de 15 metros de espesor, así lo atestiguan.

Destacan los Baluartes de Santo Domingo, La Merced, Santa Clara, Santa Catalina, San Lucas y San Pedro Mártir; así como la Muralla de Getsemaní, los Fuertes de San Juan de Manzanillo, Santa Cruz de Castillogrande, San Felipe y El Pastelillo; el Cuartel de la Bóvedas, el complejo defensivo Bocachica y el Castillo de San Fernando.

UN HONOR
En 1985, la UNESCO declaró a Cartagena, Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Pero no sólo construcciones militares sobreviven en Cartagena; las iglesias, mansiones y dependencias oficiales adornan la ciudad a diestra y siniestra; todas con su legado histórico y su cúmulo de leyendas: la Catedral, San Pedro Claver, la Puerta del Reloj, el Museo del Oro, la Casa del Marqués de Valdehoyos, el Teatro Heredia, el Convento de Santa Clara, el Claustro de San Francisco y el Convento de la Popa son las construcciones sobresalientes.

En cada esquina, en cada balcón, en cada calleja de esta ciudad, antiguamente amurallada, podemos encontrar la presencia de la historia.

Pero Cartagena no es una ciudad del pasado, es una ciudad del presente y del futuro, que apoyada en su valor histórico vive hoy su propio esplendor.

Historia, aventura, romance y tradición, envueltos con alegría y hospitalidad, eso es Cartagena de Indias.

Cartagena de Indias, ejemplo de lo máximo del espíritu latino.