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¿Puede una mujer ser la musa de la poesía por más de 300 años?

TRIVIA
Obstinada en el estudio, recurría al cruel método de cortarse el cabello hasta conseguir aprender lo que deseaba.
Sus contemporáneos del Siglo XVII la llamaron "La Décima Musa" y a la fecha ese calificativo lo sigue mereciendo una de las mejores poetisas de la lengua española, Sor Juana Inés de la Cruz.

Juana de Asbaje y Ramírez de Santillana, su nombre original, nació el 12 de noviembre de 1651 en la hacienda de san Miguel Nepantla, en lo que hoy es el Estado de México y en ese entonces parte del Virreinato de la Nueva España.

Desde niña demostró una intensa inclinación hacia el estudio y la literatura, que fue impulsada por su abuelo materno, Don Pedro Ramírez, con quien pasó sus primeros años y que jugó un papel importante en su formación temprana ya que gracias a su biblioteca -bien surtida para su tiempo- entró en contacto con las letras y las ciencias.

DESEO INTENSO
De niña le rogaba a su madre que la vistiera de hombre para poder asistir a la Universidad. Por supuesto que su madre nunca accedió a tal deseo.
Apenas cumplidos los 8 años de edad, Juana compuso una Loa (pequeño poema dramático) para la festividad de Corpus; y a los 9, radicada ya en la Ciudad de México, dominaba el latín después de escasas 20 lecciones.

Con esas credenciales ingresó a la corte del Virrey Sebastián de Toledo como dama de honor de la virreina Leonor María Carreto. Su talento, belleza y personalidad le valieron una gran popularidad.

El propio Virrey, Marqués de Mancera, organizó un examen para la joven Juana, 17 años de edad, que dejó asombrados a 40 profesores y doctores en arte y ciencias de la Universidad.

Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis;
Primer verso de las Redondillas de Sor Juana Inés de la Cruz.

Para poder dedicarse íntegramente al estudio, Juana decidió abrazar la vida monástica; y así, en 1667, ingresó a un convento carmelita, cuyo rigor no pudo soportar más de tres meses. Posteriormente tomó los hábitos en el Convento de San Jerónimo, donde pasó el resto de su vida.

Víctima de una fiebre maligna, contraída al cuidar a sus hermanas enfermas durante la epidemia de 1695, Son Juana Inés de la Cruz falleció el 17 de abril en la Ciudad de México.

Su producción literaria incluyó obras en prosa como la Carta Atenagórica, ensayo profundo sobre conceptos teológicos y de doctrina; y su famosa Respuesta a Sor Filotea (1691) en donde se declaró a favor de la educación de la mujer mexicana y defendió el derecho a disentir.

TRABAJADORA
Fue contadora y archivista del Convento de San Jerónimo y declinó dos veces el cargo de abadesa que le fue ofrecido.
De su genio brotaron numerosas loas, villancicos dramáticos, autos sacramentales y dos divertidas comedias de enredos, "Los Empeños de una Casa" (1683) y "Amor es más Laberinto" (1688).

Pero el don creativo de Sor Juana alcanza la cima en la poesía, arraigada bellamente en la lírica barroca española. De su excelsa producción poética se expresó así Don Marcelino Menéndez y Pelayo, "los versos de amor profano de Sor Juana son de los más suaves y delicados que han salido de pluma de mujer".

Su mayor deseo en la vida fue estudiar, "para ignorar menos" y para lograrlo, Sor Juana Inés de la Cruz tuvo que romper las barreras impuestas a las mujeres de aquella época.

Precursora del feminismo activo, crítica participante, religiosa y profana, Sor Juana no sólo destacó como literata y estudiosa, sino que cuando le fue requerido, vendió todas sus posesiones terrenales, incluyendo su valiosísima biblioteca de más de 4,000 volúmenes, y regaló el dinero a los pobres.

Sor Juana Inés de la Cruz, ejemplo de lo máximo del espíritu latino.