¿Puede ser más importante la parte animal que la parte espiritual en el ser humano?

TRIVIA
Fue miembro de número de la Academia Guatemalteca de la Lengua.

Para el escritor guatemalteco, Rafael Arévalo Martínez, la respuesta es... sí.

De acuerdo con su concepción del ser humano, cada persona posee una particular analogía con una especie o familia de animales.

Así, en la visión de Arévalo Martínez, no es que las bestias sean hombres, es que los hombres son bestias todavía...

Rafael Arévalo Martínez nació en Quetzaltenango, Guatemala, el 25 de julio de 1884. Inició sus estudios en la Escuela Mixta de doña Concepción Aguilar y los culminó el Colegio de San José de los Infantes, donde fundó, dirigió y fue jefe de redacción del periódico “El Primero Complementario”.

RECONOCIMIENTO
Su cuento “El hombre que parecía un caballo” está considerado en la actualidad como una obra maestra de la literatura latinoamericana.

A los 21 años se inició públicamente en la vida literaria y en enero de 1909 publicó el cuento “Mujer y niños”. Al año siguiente fundó y dirigió la revista Juan Chapín, órgano principal del grupo de autores conocido como la Generación de 1910. Ellos fueron los que guiaron a la literatura guatemalteca fuera del Modernismo y que con Rafael Arévalo evolucionó hacia una complejidad precursora del “realismo mágico” hispanoamericano.

En 1914, con su obra “El hombre que parecía caballo” inició el cuento psicológico, que se popularizó en las letras centroamericanas.

Le besé la mano breve y delicada / y la boca mía quedó perfumada. / Muchachita limpia, quien a ti se atreva, / que como tus manos huela a ropa nueva.

Fragmento de “Ropa Limpia” (1914) poema de Rafael Arévalo Martínez.

La psicozoología es una forma literaria acuñada por Arévalo Martínez en la que pretendía explorar el conflicto entre la naturaleza animal y la espiritual del individuo.

Navegando entre la sátira política, las impresiones psicológicas, su neurosis, su introspección y una mezcla cotidiana de ciencia y misticismo, produce una abundante obra entre las que destacan en NOVELA: Una Vida, La Oficina de Paz de Orolandia, Las Noches en el Palacio de la Nunciatura, El Mundo de los Maharanchías, Viaje a Ipanda; en CUENTO: El Hombre que Parecía un Caballo, El Señor Monitor y El Embajador de Torlania; en POESÍA: Maya, Los Atormentados, Las Rosas de Engaddi, Por un Caminito así, Poemas y Cuentos y Poesías; en TEATRO: Los Duques de Endor y El Hijo Pródigo; y en ENSAYO: Concepción del Cosmos, Influencia de España en la Formación de la Nacionalidad Centroamericana y Ecce Pericles, entre muchas otras publicaciones.

Su cultura, su temperamento de literato, su vida monástica de estudioso, su instinto constructor de pájaro que teje con arte su nido, lo pudieron haber convertido en geógrafo, o botánico, o zoólogo. Sus dotes de observador y su talento lo habrían hecho destacar en cualquier especialidad. Por su parte, el se inclinó por la Biblioteconomía y su capacidad le permitió desempeñar el cargo de director de la Biblioteca Nacional de Guatemala desde 1926 hasta 1946, cuando fue nombrado representante de su país ante la Unión Panamericana de Washington, antecedente de la Organización de Estados Americanos (OEA).

HONORES
Le fueron otorgadas La Orden del Quetzal, la más prestigiosa condecoración de Guatemala y la Orden de Rubén Darío en el grado de Gran Cruz, la más prestigiosa de Nicaragua.

Como muchos intelectuales de su época, evitó alinearse ni a la derecha ni a la izquierda, por lo que prácticamente fue “excluido” de las historias, antologías y menciones literarias del siglo XX.

Afortunadamente, con la desaparición de los bloques en que estaba dividido el mundo, se está reevaluando con ojos frescos su olvidada producción. Y hoy podemos afirmar que Rafael Arévalo Martínez, fallecido en la ciudad de Guatemala en 1975, fue uno de los más importantes precursores de la moderna literatura latinoamericana.

Rafael Arévalo Martínez, ejemplo de lo máximo del espíritu latino.