¿Pudo
un muchacho de 16 años diseñar y construir, hace casi
100 años, un avión que volaba perfectamente?
TRIVIA
El 8 de abril de 1931, Amelia Earhart rompe el record de altura
con Autogiro al alcanzar 5,613 m. |
Juan
de la Cierva, inventor español, lo hizo en 1911, escasos
8 años después de la hazaña de hermanos Wright.
Juan
de la Cierva Codorniú nació en Murcia, España,
el 21 de septiembre de 1895.
Desde
muy pequeño se aficionó y en 1910, la exhibición
aérea del aviador Julien Mamet en Madrid, marcó su
destino. En el otoño siguiente, él y dos amigos de
su edad empezaron la construcción de su propio aeroplano,
bautizado como BCD.1, iniciales de sus apellidos, Barcala, Cierva
y Díaz. En agosto de 1912, en el aeródromo Cuatro
Vientos de Madrid, el aviador francés Jean Mauvais tripuló
el avión construido por unos muchachos de 16 años
y para sorpresa de todos fue el primer avión español
en volar bien.
RECONOCIMIENTOS
Entre muchos otros honores recibió la medalla Plus Ultra
española en 1926, la medalla de oro de la Federación
Aeronáutica Internacional en 1932, la medalla de oro
Guggenheim en 1932 y la medalla de plata (1932) y póstumamente
la de oro (1937) de la Royal Aeronautical Society. |
Después
de terminar su carrera en la Escuela de Ingenieros de Caminos de
Madrid, de la Cierva prosiguió con las construcciones aeronáuticas
con muy poca fortuna, inclusive uno de sus modelos se estrelló,
salvando el piloto la vida milagrosamente.
Fuertemente
impresionado por este accidente, dedicó sus esfuerzos a diseñar
una aeronave más segura, con alas giratorios en vez de fijas.
Así nació el Autogiro, nombre que registró
y con el que a la fecha se conoce este tipo de vehículo aéreo.
El
17 de enero de 1923, después de tres años de intenso
trabajo y la inversión de buena parte de la fortuna familiar,
el Autogiro C4 despegaba por fin en el aeródromo de Getafe
en Madrid y volaba satisfactoriamente.
Sólo
20 años después de la invención del aeroplano,
el ingeniero español, Juan de la Cierva Codorniú,
creó una forma de volar más segura y más práctica
y que abría el camino para la aparición, dos décadas
después, del helicóptero.
Esa
es la respuesta.
Thomas A. Edison, que había intentado desarrollar
un helicóptero, al ver volar uno de los primeros Autogiros
americanos en una exhibición.
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En
1924, con el C6, se realizó el primer vuelo en Autogiro entre
aeropuertos, de Cuatro Vientos a Getafe.
En
1926, La Cierva consiguió apoyo financiero de la City londinense
y constituyó The Cierva Autogiro Company Ltd. Que proporcionaría
los medios técnicos y financieros para desarrollar el Autogiro
y comercializar las licencias de fabricación.
El
18 de septiembre de 1928, con el C8 Mark II, Juan de la Cierva voló
de Londres a París y prolongó la travesía hasta
Bruselas, Berlín y Rótterdam con escalas en muchas
otras ciudades.
En
1929, Harold Pitcairn funda en Filadelfia la Autogiro Company of
America con la misma finalidad que la firma inglesa.
ANECDOTA
En 1929, en las Cleveland Air Races, un locutor anunció:
"Ahora un aparato llamado autogiro despegará y volará...si
puede." La Cierva despegó, se elevó a 300
metros, redujo la velocidad al mínimo, y descendió
casi en vertical hasta posarse en el centro de un círculo
trazado en el suelo. El público puesto en pie lo aplaudía
al tiempo que se burlaban del despistado anunciador. |
En
1931 inicia la comercialización del Autogiro como la aeronave
más segura y más sencilla de pilotar con la ventaja
adicional de requerir aeródromos más pequeños.
La
primera exhibición de despegue vertical se realizó
con un éxito sin precedentes en 1936 cerca de Londres.
Actualmente
una empresa estadounidense tiene el proyecto de comercializar el
Autogiro de dos plazas y espera tener un gran éxito pues
es más barato que el helicóptero y consume mucho menos
combustible.
Y al
final, ¡oh! Paradoja del destino, quien desarrolló
sus aeronaves con la seguridad como emblema, perece en un infausto
accidente en un vuelo regular de avión entre Londres y Ámsterdam
el 9 de diciembre de 1936 a los 41 años de edad.
Juan
de la Cierva figura por derecho propio entre los más grandes
de la historia universal de la aeronáutica.
Juan de la
Cierva, ejemplo de lo máximo del espíritu latino.
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